Estados Unidos realiza un demoledor bombardeo sobre milicias pro iraní en frontera entre Irak y Siria

Estados Unidos realiza un demoledor bombardeo sobre milicias pro iraní en Siria en Irak, entre tanto las milicias de Hezbola aliadas de Irán anuncian que la represalia en contra de Washington será muy dura, lo que hace subir la tensión en la región.

Israel elogio el fuerte bombardeo de los Estados Unidos.

Quince combatientes, entre ellos comandantes, murieron la noche de este domingo en ataques aéreos de Estados Unidos contra bases de una facción armada pro Irán en el oeste iraquí, informó a la AFP un dirigente de Hashd al Shaabi.

Además de los muertos hay otros combatientes heridos, señaló el dirigente de esta coalición de paramilitares que ahora forma parte de las fuerzas de seguridad de Bagdad en las que participan las brigadas del movimiento islamista Hezbolá iraquí.

Horas después de la ofensiva, cuatro cohetes cayeron cerca de una base que alberga a soldados estadounidense próxima a Bagdad, indicó un miembro de los servicios de seguridad iraquíes.

Los bombardeos golpearon bases y depósitos de armas de las brigadas de la milicia del Hezbolá iraquí en la frontera entre Irak y Siria, según el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman.

El objetivo de Estados Unidos es “debilitar la capacidad” del grupo armado para perpetrar nuevos ataques contra las fuerzas de la coalición antiyihadista en esos países.

Las milicias iraquíes chiítas apoyadas por Irán prometieron una dura respuesta contra Estados Unidos, luego de los bombardeos norteamericanos que dejaron al menos 25 combatientes muertos y 55 heridos en bases de Irak.

“La sangre de los mártires no será en vano”, expresó Jamal Jaafar Ibrahimi, un alto comandante de las Fuerzas de Movilización Popular de Irak (PMF), una agrupación de bandas paramilitares compuesta en su mayoría por milicias chiítas que fue formalmente integrada en las fuerzas armadas de Irak.

“Nuestra respuesta será muy dura para las fuerzas estadounidenses en Irak”, prometió Jaafar, conocido por su nombre de guerra Abu Mahdi al-Mohandes, y uno de los aliados más poderosos del régimen persa en Irak.

En los dos últimos meses hubo una escalada sin precedentes en los lanzamientos de cohetes contra los intereses estadounidenses en Irak, un país inmerso en una revuelta contra el poder.

Desde el 28 de octubre se produjeron 11 ataques contra bases militares iraquíes que acogen a soldados o diplomáticos estadounidense. Algunas de esas agresiones llegaron a alcanzar las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos en la zona verde de Bagdad, una de las áreas más protegidas de la capital.

Un militar iraquí murió y varios resultaron heridos en los 10 primeros ataques, y en el undécimo, el viernes, falleció la primera víctima estadounidense en esa serie de asaltos.

Ese ataque se distinguió de los demás por su intensidad: 36 cohetes golpearon la base K1 en Kirkuk, una zona petrolera al norte de Bagdad que el Kurdistán reclama como suya.

“Los tiros apuntaron precisamente a la zona donde se encontraban los estadounidenses, cerca de la sala de reunión”, indicó un alto mando iraquí a la AFP.

El balance podría haber sido mucho más alto, ya que altos cargos de la policía iraquí y de la coalición internacional antiyihadista tenían previsto reunirse ahí.

Fuentes estadounidenses culparon de varios de esos ataques al Hezbolá iraquí, una milicia armada, entrenada y financiada por Irán.

El grupo actúa como una de las facciones proiraníes de Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares formada para luchar contra los yihadistas que está integrada ahora en las fuerzas de seguridad iraquíes, pero también de forma independiente, especialmente en Siria, donde apoya al régimen de Bashar al Asad,

Un dirigente de Hashd al Shaabi dijo a la AFP que al menos 15 combatientes del grupo, incluidos comandantes, murieron en los bombardeos estadounidenses de este domingo, en el oeste de la provincia desértica de Al Anbar, que se extiende desde Bagdad hasta la frontera siria.

El portavoz militar del primer ministro saliente, Adel Abdel Mahdi, denunció “una violación de la soberanía iraquí”.

Los ataques contra intereses estadounidenses o bases de los proiraníes reavivan los temores sobre aquello que los dirigentes iraquíes llevan tiempo denunciando: que sus dos aliados, Estados Unidos e Irán, utilizan su territorio como campo de batalla.

La relación de fuerzas cambió, sin embargo, en los últimos tiempos en Irak, donde Estados Unidos conserva 5.200 soldados.

Irán reforzó su influencia sobre su vecino en detrimento de Washington, que parece haberse esfumado de Irak desde el inicio, hace tres meses, de una revuelta sin precedentes en el país.

Tras la dimisión del gobierno iraquí hace casi un mes, Teherán y sus aliados en Irak tratan de imponer a uno de sus hombres en el puesto de primer ministro.

La inestabilidad política es consecuencia de la peor crisis social del país, en la que murieron cerca de 460 personas y 25.000 resultaron heridas.

Los manifestantes critican a las autoridades y a Irán y paralizan las administraciones y las escuelas en casi todas las ciudades del sur del país. Desde el sábado consiguieron incluso interrumpir por primera vez en tres meses la actividad de un campo petrolero del sur, que produce 82.000 barriles de crudo al día.

AGencias

30 de diciembre 2019