Impactante investigación sobre el Covid19, como China ocultó que es sintético y escapó de laboratorio

Si bien The Epoch Times, comenzó a publicar informes sobre el coronavirus y las implicaciones con el Partido Comunista Chino, desde el 2 de enero, la mayoría de los medios aún no habían recogido la historia debido al bloqueo de información del gobierno en Pekin. Tres meses después, más de 200 países y territorios han sido infectados y el virus ha causado 102 mil muertes, infectando a casi 2 millones de personas en el mundo, el domingo la cifra era de 1.701.718 , pero la información sobre la trama del covid19 es más oscura que nunca.

“Hemos escuchado prácticamente todos los rumores. Hemos escuchado todas las teorías, cada rumor loco ", dijo Joshua Philipp, galardonado reportero de investigación y presentador del programa "Crossroads".

Los rumores no son casuales: el PCC chino esta activamente en una campaña de desinformación, y los medios de comunicación de todo el mundo han repetido su propaganda de encubrimiento. Como resultado, naciones enteras han estado operando con información falsa mientras intentan combatir la pandemia en sus territorios.

Philipp y sus colegas de The Epoch Times y su medio de comunicación hermano NTD Televisión pensaron que era su responsabilidad examinar toda la información disponible, verificarla y ponerla en un solo lugar. El resultado es el documental recién estrenado "Rastreando el origen del coronavirus de Wuhan", que está disponible para ver en línea. En solo tres días después de su estreno, el documental tiene alrededor de siete millones de visitas en diferentes plataformas.


La película "realmente trata de examinar todos los rumores, todas las verdades, todas las falsedades y mostrar a las personas una imagen lo más precisa posible de lo que realmente sucedió y de dónde vino realmente este virus", dijo Philipp.

En él, Philipp reconstruye el desarrollo del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, e incluye entrevistas a prestigiosos científico que arrojan luz sobre las acciones e intenciones del régimen.

El documental expone que es improbable que la causa de la pandemia tenga como origen el mercado de animales de Wuhan como ha insistido en decir China. El respetado periodista investigador Joshua Philipp, trazó un camino alternativo que conduce al laboratorio de bioseguridad nivel 4 del Instituto de Virología de esa ciudad, donde el SARS-CoV-2 podría haber sido un diseño o recombinación de fragmentos de distintos virus para facilitar su ingreso a los humanos, como parte del estudio que realiza la científica Shi Zhengli miembro del PCC.

El reportaje destaca que el virus antes de que saliera del mercado, donde por cierto no se venden murciélagos, había entrado allí por animales salvajes como insiste Pekin, ya que hay pruebas científicas, desde el comienzo del contagio, de que existieron casos que no se vinculan con ese lugar, además de distintas manifestaciones del intento de Beijing por controlar la narrativa de la trayectoria del COVID-19.

El periodista de investigación de La Gran Época Joshua Philipp. (Cortesía de The Epoch Times)

Como parte de una investigación para el periódico que se publica en varios idiomas, fundado por John Tang y otros ciudadanos estadounidenses de ascendencia china y bloqueado en el país comunista, Philipp comenzó por rastrear la primera comunicación oficial, un documento del 30 de diciembre de 2019 de la Comisión Nacional de Salud, que hablaba de “ocurrencias sucesivas de casos de neumonía de origen desconocido” y solicitaba a los centros de salud que denunciasen casos similares. Al día siguiente se mencionó el Mercado de Huanan, en Wuhan, que el 1 de enero de 2020 fue clausurado, mientras otro documento gubernamental hablaba de “pruebas evidentes de transmisión entre humanos”.

Tras la desinfección del lugar, algo que en El origen del coronavirus de Wuhan Philipp comparó con “la destrucción de la escena del crimen”, el Instituto de Virología del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de China (CCDC) anunció que “33 de las 585 muestras ambientales del Mercado de Huahan revelaron contenidos del ácido nucleico del nuevo coronavirus, y que el virus fue exitosamente aislado, lo cual sugiere que el virus se originó en animales salvajes que se vendían en el mercado”.

Esa fue la conclusión oficial del PCC: El virus comenzó en un centro de venta de vida silvestre para el consumo humano.

Días después la revista especializada Science desafió esa hipótesis: “El mercado de animales de Wuhan podría no haber sido la fuente del nuevo coronavirus que se disemina globalmente”. El texto citó un estudio publicado en The Lancet, en el cual se analizaban 41 casos de COVID-19 atendidos en el hospital Jin Yin-tan, el primero de la ciudad destinado a esta enfermedad. Sean Lin, ex director de la rama de virus del Instituto Militar de Investigaciones Walter Reed (WRAIR), interpretó el trabajo para el documental de Crossroads: “Tiene información importante, como que el comienzo de los síntomas en el primer paciente fue el 1 de diciembre y no tuvo relación con el Mercado de Huanan".

Dijo el experto a Philipp: “El hallazgo principal es que en este estudio se contaron 41 pacientes y 14 de ellos resultaron no estar relacionados con el mercado de animales, lo cual representa más de un tercio. Y nadie vende murciélagos en el mercado de animales, además”. El estudio llevaba la firma, como autor principal, del vicedirector del hospital Jin Yin-tan, Chaolin Huang.


Dr. Sean Lin, ex director de laboratorio de la rama de enfermedades virales en el Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed. (Cortesía de The Epoch Times)

Otras investigaciones realizadas después sobre más pacientes confirmaron lo mismo, como uno sobre 99 casos, "de los cuales 50 no tenían una historia de exposición al mercado de animales”, o el análisis de Daniel Lucey, epidemiólogo de la Universidad de Georgetown, quien consideró que “si los datos eran precisos, el primera caso de infección por el virus sería de noviembre de 2019 dado el periodo de incubación; es decir que el virus tendría que haber llegado al mercado antes de haber salido”.

No obstante, “los criterios que emitió el hospital [donde se realizó esa primera comprobación] para determinar si un paciente tenía el nuevo coronavirus fueron:

1) una historia de contacto con el mercado de Huanan

2) fiebre

3) secuencia completa del genoma”.

Gordon Chang, experto de Asian Affairs, evaluó que en el contexto general “las cifras que recibimos de China sobre nuevas infecciones y muertes son simplemente muy sospechosas”. "Sabemos que Beijing suprimió información sobre la epidemia durante seis semanas en diciembre y enero y luego, cuando oficialmente lo reconocieron, el 21 de enero, comenzaron una campaña de eliminación de información”.


Joshua Philipp, periodista investigador principal de La Gran Época en la ciudad de Nueva York. (Cortesía de The Epoch Times)

El brigadier general Robert Spalding, ex director de estrategia del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense (NSC) e investigador del Instituto Hudson, agregó que en 2003 él estuvo en China cuando fue el brote del síndrome respiratorio agudo grave (SARS), y que “la respuesta actual, en perspectiva con lo que vi entonces, es exactamente la misma”.

La segunda parte del documental, “La misteriosa secuencia genética”, analizó detalles científicos que indicarían que el virus no fue de transmisión natural de una especie a otra ni de origen espontáneo, sino sintético.

El 11 de enero Zhang Yong Zhen, del Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai, de la Universidad Fudan, publicó un análisis en Nature, en el que notó que el causante de la neumonía atípica de Wuhan “se vincula mucho a los dos virus (CoVZC45 y CoVZXC21)". El documental agregó que esos virus fueron hallados en murciélagos en Zhoushan como parte de una investigación del ejército chino que data del 2018.

El equipo de Zhang, en realidad, había aislado e identificado la secuencia completa del genoma el 5 de enero, y lo había comunicado a las autoridades. Ante el silencio gubernamental la publicó el 11 de enero en Nature. El laboratorio de Zhang fue cerrado poco después.

Para entonces numerosos investigadores internacionales habían utilizado la plataforma BLAST, del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, y confirmaron esos hallazgos: el virus tenía un 88% de similitud con esas cepas de murciélagos, mientras que mostraba un 79% con el SARS y alrededor de un 50% con el causante del síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS). También se encontró que la proteína de la punta del nuevo coronavirus, que le permite ingresar al cuerpo humano, mostró la peculiaridad de ser igual a la del SARS.

“Es difícil ver una proteína que sea 100% idéntica cuando un virus pasa de una especie a otra”, interpretó el hallazgo Lin en Crossroads. “Eso puede sugerir que quizá el virus fue generado por un proceso de ingeniería inversa”. Con él coincidió Judy A. Mikovits, bióloga molecular y ex directora del Laboratorio de Mecanismos Antivirales del Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de los Estados Unidos, quien agregó: “No es posible que sea una mutación natural. Casi con certeza es un evento de recombinación de laboratorio”.

Entonces, evaluó la investigación de The Epoch Times, el SARS-CoV-2 presentaba, por un lado, enorme similitud con dos coronavirus de murciélagos que no se habían pasado a los humanos, los CoVZC45 y CoVZXC21, y por otro lado, con el SARS, que causó una epidemia en humanos.

El Comité de Salud de la provincia de Hubei, de la cual Wuhan es la capital, ordenó: “Se debe destruir las muestras actuales del virus. Queda prohibida la publicación de información sobre las muestras, estudios y datos asociados”. Tras una Carta de Notificación Nº 3 de las autoridades sanitarias nacionales, “la comunidad científica china, antes activa, quedó en un silencio misterioso”, dijo Philipp.

La tercera parte del documental, “Los descubrimientos de la doctora Shi Zhengli”, propuso la posibilidad de que el SARS-CoV-2 sea un producto de laboratorio que por error se escapó de su ámbito de contención. Shi lleva años de investigación de murciélagos y coronavirus y es la persona que halló cómo pasan de otras especies —entre ellas, los murciélagos— a los humanos. Desde 2015 trabaja en el Instituto de Virología de Wuhan en el área de virus sintéticos y su laboratorio cuenta con los recursos para la manipulación de estos microorganismos, según Philipp.

Tras analizar varios estudios de Shi, realizados entre la epidemia del SARS 2003 y el presente, se centró en uno de noviembre de 2015, publicado en Nature junto con el equipo de investigación del mayor experto en coronavirus de los Estados Unidos, Ralph Baric, de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), “en el que se discutía la creación sintética de un virus capaz de autorreproducirse, que tenía como estructura el SARS-CoV, con la proteína de punta reemplazada por una hallada en un coronavirus de murciélagos”, resumió el periodista, lo cual le daba una gran capacidad de infección entre especies.

El aislamiento de tres virus de murciélagos, “uno de los cuales tenía una proteína de punta que interactuaba con los receptores humanos de la [enzima convertidora de angiotensina] ECA”, causó polémica entre los científicos. Simon Wain-Hobson, del Instituto Pasteur de Francia, advirtió en Nature: “Si el nuevo virus se filtrara, nadie podría predecir su trayectoria”.

Según Mikovits, la investigación de Shi “prueba o apoya con fuerza la hipótesis de que no es posible que [el coronavirus causante del COVID-19] se haya generado en una transmisión zoonótica natural, sino que tuvo que provenir de un ambiente hospitalario, de laboratorio, casi con certeza las instalaciones de investigación con nivel de bioseguridad 4 en Wuhan”.

En 2018 Shi dio una conferencia sobre coronavirus de murciélagos e infecciones interespecies en la Universidad Jiao Tong de Shanghai; sin embargo, “los registros se borraron del sitio web” de la institución, halló Philipp al buscarlos. Quería analizar otro elemento llamativo que, tras el brote de Wuhan, un grupo de investigadores de la India encontró en el SARS-CoV-2.

Los científicos publicaron un estudio preliminar sobre la proteína de punta del nuevo coronavirus y hallaron “cuatro secuencias insertadas que no estaban en el SARS” original, sino que provenían del virus de la inmunodeficiencia humana, VIH. “Shi los desacreditó”, siguió el documental. Pero no ofreció una negativa oficial a la afirmación de que el microorganismo causante del COVID-19 pareciera tener fragmentos de material que vive en murciélagos y fragmentos de material que vive en humanos.

“Trabajan en el desarrollo de un coronavirus para huéspedes humanos, lo cual nos lleva a la pregunta de por qué alguien crearía un coronavirus que puede infectar a los humanos”, planteó Spalding. “¿Cuál sería el propósito de esa investigación? ¿Es para un arma? ¿Es para luego vender una vacuna de la cual ser los únicos beneficiarios?”

La penúltima parte del documental, “El secreto del laboratorio P4 de Wuhan”, analizó que tras el aislamiento de Wuhan el 23 de enero Shi publicó en Nature un artículo que apuntó a una fuente natural del coronavirus, los murciélagos, en consonancia con la versión de las autoridades chinas sobre el mercado donde se vendían animales salvajes para gastronomía.

“Al mismo tiempo las autoridades restringieron el acceso a todas las muertas del virus, lo cual impidió que los expertos internacionales se unieran a la investigación, y usaron la televisión nacional para calumniar a los médicos, como Li Wenliang, quien reveló el brote, por difamar rumores”, recordó Philipp al médico que murió por COVID-19. Y diferencia de otros episodios de contención de otros virus en los años recientes, el Instituto de Virología de Wuhan no participó en los esfuerzos.

El periodista destacó que, mientras varios científicos “denunciaban, con su nombre real, que el [mal] control de peligro del laboratorio de Shi Zhengli podría haber hecho que el virus de Wuhan se filtrara”, la experta principal en armas bioquímicas de ejército chino, Chen Wei, asumía el control del laboratorio P4. También corrían rumores de que una investigadora del instituto había sido la paciente cero y había muerto, y el presidente Xi Jinping impulsó una ley de bioseguridad, asoció el documental.

En esos días también sucedió algo llamativo, señaló El origen del coronavirus de Wuhan: el Instituto de Virología solicitaba preventivamente una patente para el uso del remdesivir en el COVID-19. Uno de sus directores, hijo de un importante miembro del PCC, Jian Zemin, tiene intereses privados en una compañía farmacéutica, que encabeza otro hijo de la élite comunista.

Fue precisamente en los años del Jian en el poder que dos militares chinos publicaron un informe titulado “Guerra sin restricciones”, donde se discuten “estrategias para que una nación menos fuerte que otra pueda combatirla en el contexto de la guerra moderna”, resumió Philipp. Citó a uno de los autores, Qiao Liang: “Luego de la primera crisis del estrecho de Taiwán comprendimos que si había un combate directo entre las fuerzas ramadas de China y de los Estados Unidos, estaríamos en desventaja. En consecuencia, necesitábamos una nueva estrategia para ayudar a que nuestros militares torcieran el equilibrio de poder”.

Eso sería la guerra sin restricción, detalló el documental: “Podría estar asociado a lo militar, incluidos guerrillas, terrorismo y guerra bioquímica, o podría no ser militar, como el tráfico de droga, envenenamientos, destrucción ambiental y diseminación de virus informáticos”.

En su último tramo, “Enfrentar la pandemia”, el trabajo de Philipp analizó que "el impulso de propaganda, que ha escalado en las últimas semanas, apunta principalmente a desviar la culpa del manejo chapucero que el régimen chino hizo del del virus de Wuhan, sembrar el desacuerdo internacional y presentar la imagen de que el régimen ha contenido el brote”. Los mismos científicos chinos que revelaron información o hicieron denuncias se negaron a los pedidos de entrevista de The Epoch Times, lo cual se describe en la película como “una red gigante de censura del PCC arrojada sobre los virólogos del mundo”.

Conclusión demoledora.

Ante las pruebas que "el PCC violó las regulaciones internacionales de salud, los Estados Unidos y la comunidad internacional deben recuperar su sentido y tomar medidas”, concluyó El origen del coronavirus de Wuhan. “Cada vez que [el coronavirus] vuelva —porque va a volver, porque va a estar con nosotros permanentemente ahora, y va a regresar— cada persona que mate, cada persona a la que dañe, será directamente atribuible al PCC”, y le cedió el cierre a Spalding, tras recordar que ya desde marzo distintas naciones han comenzado acciones legales y en organismos internacionales para exigir que China pague compensaciones por el daño multimillonario causado a las economías por el COVID-19.

El Presidente Donald Trump acusa a la OMS de estar centrada y a favor de China.

"Se puede ver que la OMS está siguiendo esencialmente las directrices del Partido Comunista Chino", han dicho varios expertos.

La OMS no es la única organización que lo hace; Las organizaciones internacionales y las instituciones académicas individuales en todo el mundo tienen miedo de decir algo que pueda enojar al PCCh. En las últimas semanas, Philipp contactó a muchos científicos conocidos que una vez sugirieron que el virus que causa esta misteriosa enfermedad COVID-19 se creó en un laboratorio, pero ya no querían hablar.

Desde el principio, el PCCh impidió que organizaciones como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el CDE de Estados Unidos, estudien el origen de COVID-19, dijo Gordon Chang, experto en el tema de China.

Las acciones del PCCh hablan de un problema más profundo que el virus. "Todos los países tienen enfermedades, pero en China se convierten en emergencias nacionales y emergencias globales, porque la verdadera enfermedad aquí es el comunismo", dijo Chang.

Fuente The Epoch Times

12 de abril 2020