Inmigrantes dejan de pedir Medicaid por temor a perder residencia legal

Las nuevas normas de inmigración en Estados Unidos causaron sus primeros efectos en materia de salud.

Los cambios radicales, que les negarían la residencia permanente a muchos inmigrantes, golpean al Medicaid —el programa gubernamental de asistencia médica para los pobres o discapacitados—, los cupones de alimentos y otro tipo de asistencia pública.

La organización de salud pública más grande de Nueva York, Public Health Solutions (Soluciones de Salud Pública), que atiende a una gran población inmigrante, reportó una caída de 20% en la inscripción de cupones de alimentos desde que el presidente Donald Trump propuso la regla, que entrará en vigor en octubre próximo.

Los estados que reportaron la baja de inscripciones a Medicaid son Chicago, Detroit y Nueva York.

Este viernes, dos condados de California y fiscales de 13 estados entablaron demandas, diciendo que los cambios aumentarán los peligros para la salud pública.

A las pocas horas del anuncio, una abogada de inmigración de Minnesota recibió una ráfaga de llamadas de clientes preocupados sobre si debían dejar de recibir ayuda del Medicaid o no.

Una ONG de Detroit, que ayuda a latinos e inmigrantes con servicios sociales, dijo que su vestíbulo, por lo general repleto de gente, estaba vacío el día después de que se dieron a conocer las reglas.

La doctora Deanna Behrens, pediatra de terapia intensiva en los suburbios de Chicago, advirtió que los niños son los más vulnerables.

Aseguró que los padres que no son ciudadanos dudan en solicitar prestaciones de salud para sus hijos que son ciudadanos estadunidenses, temiendo que si sus hijos obtienen la ayuda social, se arruinarían sus propias posibilidades de obtener una tarjeta de residencia y separarían a sus familias.

Esto provoca que las personas no costeen la atención de enfermedades crónicas como el asma y la diabetes, así como las medidas preventivas. En su lugar, dependen de salas de emergencia mucho más costosas.

El gobierno de Trump pregona su enfoque enérgico como una forma de mantener sólo a los inmigrantes autosuficientes en el país, pero expertos en salud sostienen que el cambio fuerza a millones de migrantes de bajos ingresos a elegir entre recibir servicios de salud necesarios y sus intentos de permanecer legalmente en el país.