La catástrofe en Francia tras las masivas protestas, Macron habla este lunes

Los principales monumentos de París reabrieron sus puertas, los trabajadores de limpieza recorrieron las calles y los dueños de las tiendas trataron de restaurar la normalidad en la ciudad, luego que nuevas protestas y

Los disturbios dejaron 71 heridos en la capital de Francia y causaron extensos daños.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, rompió su silencio para expresar en Twitter su aprecio por la policía, pero las presiones aumentaron sobre él para proponer nuevas soluciones y calmar la furia que divide el país.

Francia espera impaciente el discurso que pronunciará el lunes el presidente Emmanuel Macron para desactivar la crisis de los "chalecos amarillos", luego que el sábado el país viviera una nueva jornada violenta que se saldó con casi 2.000 detenciones y puso al gobierno contra las cuerdas.

El presidente Macron "se dirigirá a la Nación" con respecto a esta crisis el lunes a las 20 (hora local, 19 GMT), reporto oficialmente el gobierno.

Macron, quien recibirá el lunes de mañana a sus interlocutores sociales y representantes políticos, anunciaría "medidas concretas e inmediatas" para responder a esta crisis, según la ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud.

Es una "catástrofe para los comercios, una catástrofe para nuestra economía", estimó el domingo el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, después de cuatro sábados consecutivos de protestas de los "chalecos amarillos" que degeneraron en actos violentos.

El número de heridos en París y en el resto de la nación fue menor que en los disturbios de hace una semana. Pero el excepcional despliegue policial en Francia no consiguió disuadir a los manifestantes.

Unos 125 mil personas salieron a las calles en todo el país con una serie de demandas, a menudo contradictorias, relacionadas con el costo de la vida y una sensación de que Macron favorece a las élites y está tratando de modernizar demasiado la economía.

Incluso, al menos de 1.400 fueron detenidas en diversas partes del país, aseguró el ministerio del Interior en una redada de una magnitud no registrada en Francia en los últimos años.

Adicionalmente, se informó que la policía revisó a los manifestantes en estaciones de trenes de diversas ciudades y confiscó desde bolas metálicas de petanca hasta raquetas de tenis.

La Torre Eiffel y el Museo del Louvre reabrieron este domingo tras cerrar por temores relacionados con las protestas. Los negocios evaluaron los daños sufridos y despejaron el suelo de vidrios rotos.

Fuertes vientos y aguaceros azotaron la capital, complicando las tareas de recoger los contenedores de gas lacrimógeno y la basura y restos dejados por los incendios y saqueos.

El movimiento de base comenzó como una protesta contra la subida de los impuestos a los carburantes, pero pronto se expandió para recoger la frustración por la congelación de los salarios y el aumento del costo de vida.

Macron acordó anular el alza impositiva a los combustibles, pero la medida no calmó la ira representada en los chalecos que, según la legislación, todos los conductores franceses deben llevar en sus autos.

Policías y manifestantes también protagonizaron enfrentamientos en otras ciudades como Marsella, Tolosa y Burdeos, así como en la vecina Bélgica. Algunos manifestantes se dirigieron a la frontera con Italia, donde causaron un enorme congestionamiento de tránsito cerca de la ciudad de Ventimiglia.

Fuente: AP

9 de diciembre 2018