México se ve obligado a liberar al hijo de El Chapo, tras una guerra total en las calles por su arresto

Las calles del estado mexicano de Culiacán, Sinaloa se convirtieron en pocas horas en una escenario de guerra tras el arresto del hijo del Chapo.La situacion escalo de tal manera que el gobierno tuvo que liberarlo para detener la brutal matanza.

Un reporte de la AP destaca que el presidente mexicano defendió la decisión de las fuerzas de seguridad de haber retroceder en un intento de capturar a uno de los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, luego de que pistoleros del cartel desataran tiroteos con armas de grueso calibre e incendiaran autos en la capital del estado norteño de Sinaloa.

“No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas”, dijo el viernes en rueda de prensa Andrés Manuel López Obrador, quien ha comenzado a ser criticado por lo que algunos consideran que lo ocurrido demostró, por lo menos, una falta de planeación.

Por horas, Culiacán, capital del estado mexicano de Sinaloa, fue escenario de intensos tiroteos y bloqueos viales tras la localización de Ovidio Guzmán, uno de los hijos de “El Chapo”, quien está preso en Estados Unidos cumpliendo una condena a cadena perpetua.

Las autoridades no han aclarado cómo sucedieron las cosas. Por el contrario, ha habido versiones encontradas. El jueves Alfonso Durazo, secretario federal de Seguridad, dijo que 30 elementos de la Guardia Nacional y del ejército fueron agredidos desde una vivienda cuando realizaban un patrullaje, que los militares repelieron la agresión y tomaron control del domicilio y que fue entonces cuando localizaron en su interior a cuatro personas, una de ellas Ovidio Guzmán.

Luego dijo que grupos de delincuencia organizada rodearon el lugar “con una fuerza mayor” que la de los militares y sembraron el pánico en diversos puntos de la ciudad, por lo que el gobierno federal optó por detener el operativo. Sin embargo, no dejó claro si lo arrestaron y luego fue liberado por la intensidad de los enfrentamientos o si simplemente huyó. El viernes, el presidente dijo que sí se trató de un operativo para ejecutar una orden de aprehensión.

El Cartel de Sinaloa humilló a los militares y a su gobierno. Lo hizo desde el despliegue, pero también desde una capacidad de fuego superior. Esa superioridad se vio reflejada en uno de los primeros videos que comenzaron a circular en las redes sociales. En ella se puede ver una furgoneta blanca, aparentemente blindada o forrada en acero balístico, en cuya cajuela se observan dos sicarios. Uno de ellos al mando de una poderosa ametralladora: la Browning M2

“El propio gobierno generó esa disyuntiva. Por lanzar un operativo mal planeado y peor ejecutado, se volvieron vulnerables al chantaje. No hay nada admirable en la decisión tomada”, tuiteó el viernes el reconocido analista mexicano, Alejandro Hope, tras la conferencia matutina del presidente.

Los incidentes del jueves causaron 21 heridos por arma de fuego y un número indeterminado de fallecidos, entre los que no habría militares o efectivos de la Guardia Nacional, explicó el secretario estatal de Seguridad Pública, Cristóbal Castañeda, en un balance preliminar casi a medianoche. Además, 27 presos se fugaron del penal, agregó.

José Luis González Meza, uno de los abogados de la familia de “El Chapo”, declaró a The Associated Press el jueves que familiares de Guzmán le indicaron que “Ovidio está vivo y está libre”, aunque dijo no tener información más detallada de lo sucedido durante la tarde.

Guzmán López no es uno de los hijos más conocidos de “El Chapo”, el líder del cártel de Sinaloa que en julio fue condenado en Estados Unidos a cadena perpetua por narcotráfico, pero las autoridades estadounidenses lo buscan por cargos de distribución de cocaína, metanfetaminas y marihuana de México a ese país desde 2008 a 2018 junto a su hermano Joaquín Guzmán López.

Las balaceras en diversos puntos de Culiacán comenzaron tras las acciones de las fuerzas federales. En las redes sociales se difundieron vídeos en los que se veían camionetas con civiles armados y ametralladoras de gran calibre, vehículos quemados en algunas vías y en casetas de peaje en las afueras, una práctica que los grupos del crimen organizado suelen utilizar para impedir la movilidad de las autoridades.

En poco tiempo, la ciudad se paralizó: era imposible circular por las calles del centro y en un amplio perímetro alrededor de la Fiscalía General. Los disparos se escuchaban en los cuatro puntos cardinales mientras la policía cerraba las vías donde se reportaban tiroteos. Varias compañías aéreas, como Volaris y Viva Aerobus, cancelaron muchos de sus vuelos.

“Nada funciona”, dijo a la AP por teléfono Ricardo González, un trabajador del Congreso estatal que se encerró en su casa después de recoger a su hijo de 15 años en la escuela. “Hay psicosis, nadie sabe qué está pasando, pero todos tenemos miedo y ya nos han dicho que mañana no nos presentemos en el trabajo”.

El gobernador, Quirino Ordaz, confirmó en declaraciones a Milenio Televisión que se suspendieron las clases pero dijo que los negocios sí funcionarían.

González, sin embargo, lo dudaba.

“No hay transporte público, no hay taxis, la gente de fuera de la ciudad se ha quedado aquí bloqueada y mañana todo será igual”, agregó tras asegurar que no recordaba una situación similar desde hace casi una década, cuando el Cártel de Sinaloa vivió una guerra interna.

Con la tercera y última detención de “El Chapo” en 2016 se desató una lucha por el control del grupo que fue desactivada con el encarcelamiento de Dámaso López Núñez y su hijo, Dámaso López Serrano. El primero fue capturado por México y el segundo se entregó voluntariamente a las autoridades estadounidenses.

Los expertos coinciden en que las riendas del cártel, que sigue operando a pesar del encarcelamiento de su líder, están en manos de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador de la organización criminal hace tres décadas, y de dos de los hijos de El Chapo, Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán. A este último, Estados Unidos lo acusa de tráfico de drogas en Chicago y fue secuestrado por el Cártel Jalisco Nueva Generación en 2016 en lo que los expertos consideraron un intento de esta organización por entrar en Sinaloa.

El gabinete de seguridad federal tenía previsto reunirse en Culiacán el viernes por la mañana para informar de sus acciones.

Fuente AP

18 de octubre 2019