Esperemos que sea el último porque en verdad fue muy, muy grave, asegura Trump en visita a California

Caminando entre las cenizas de un parque de casas rodantes, el presidente Donald Trump reconoció el sábado la magnitud de la devastación en la zona tras un incendio forestal que dejó decenas de muertos en California.

“Vamos a tener que trabajar con rapidez... Esperemos que sea el último porque en verdad fue muy, muy grave”, dijo el presidente de pie en medio del acero retorcido de los vehículos calcinados.

“Nunca hemos visto nada como esto en California... es una devastación total”, declaró Trump en Paradise, la localidad que quedó prácticamente destruida debido a un incendio forestal que comenzó el 8 de noviembre y al que el mandatario se refirió como “este monstruo”.

Con su atrevida, y tal vez poco probable, predicción, Trump dijo que mejorar el manejo de bosques disminuirá los futuros riesgos. La declaración del presidente evocó su reacción inicial en Twitter tras el incendio, el peor en la historia del estado, en el que pareció culpar a las autoridades locales y amenazó con quitar recursos federales.


Cuando se le preguntó si haber presenciado esta devastación histórica que abarcó kilómetros (millas), destruyó vecindarios y calcinó campos, alteraba su opinión sobre el cambio climático, Trump respondió que “No”.

El presidente ha expresado su escepticismo desde hace tiempo sobre el impacto de la actividad humana en el clima y se ha mostrado renuente a reconocer que el calentamiento global ha aumentado la frecuencia e intensidad de los desastres naturales.

Al menos 71 personas han muerto en el norte de California y las autoridades intentan localizar a más de mil, aunque se cree que no todas están desaparecidas. Más de 5.500 elementos de bomberos continúan combatiendo el fuego que ha abarcado 590 kilómetros cuadrados (228 millas cuadradas) y está contenido en un 50%, según funcionarios.

Para Trump se trató de una jornada para ofrecer consuelo para un estado que lamenta dos tragedias: los incendios forestales en el norte y el sur de California, así como una masacre en un bar al norte de Los Ángeles.

Trump, que llevaba una gorra de camuflaje que decía “USA”, observó con seriedad la devastación en Paradise.

Varios autobuses y vehículos destruidos por el fuego yacían en los alrededores. Los árboles estaban calcinados, las ramas no tenían hojas y estaban retorcidas. Ya no había casas.

El incendio se propagó por la zona a 128,7 kilómetros (80 millas por hora), de acuerdo a varios reportes.

La cifra de personas desaparecidas aumentó de 631 el jueves por la noche a más de 1.000 el viernes, pero el jefe policial Kory Honea dijo que la lista era dinámica y es posible que contenga nombres duplicados o mal escritos.

Dijo que en ella probablemente están algunos que huyeron del incendio y que no se han percatado que los reportaron como desaparecidos.

En las redes sociales, familiares y amigos ya han confirmado la muerte de algunos en la lista. Se ha ubicado a otros que se encuentran sanos, pero las autoridades no han tenido oportunidad de marcarlos como encontrados.

Tamara Conry dijo que nunca debió estar en la lista.

“¡Mi esposo y yo no estamos desaparecidos y nunca lo estuvimos!”, escribió Conry la noche del jueves en Facebook. “Ningún familiar nos busca... llamé y dejé un mensaje para que retiraran nuestros nombres”.

En los catastróficos incendios del año pasado en la región vinícola de California, las autoridades del condado Sonoma dijeron que en un momento dado tuvieron más de 2.000 personas como desaparecidas. Pero poco a poco redujeron el número. Al final, 44 personas murieron en varios condados.

En esta ocasión, el incendio prácticamente arrasó con la ciudad de Paradise, de 27.000 habitantes, y dañó severamente las comunidades periféricas de Magalia y Concow el 8 de noviembre, destruyendo 9.700 casas y 144 edificios de apartamentos, dijeron las autoridades.

Los bomberos estaban ganándole terreno al fuego, que había ennegrecido 575 kilómetros cuadrados (222 millas cuadradas). Estaba contenido en un 45% y no representaba una amenaza a zonas pobladas.

Esta sección de California, una antigua región de la Fiebre del Oro en las laderas de la Sierra Nevada, es hasta cierto punto territorio favorable a Trump, ya que en el condado Butte el mandatario derrotó a Hillary Clinton por 4 puntos porcentuales en 2016.

Sin embargo, algunos sobrevivientes resienten que Trump tuiteara dos días después del desastre para culpar de los incendios al mal manejo forestal. Amenazó también con retener pagos federales a California.

“Si insultas a la gente y luego los visitas, ¿cómo crees que te van a aceptar? No vas a tener un desfile”, dijo el miércoles Maggie Crowder de Magalia afuera de un alberge informal en el estacionamiento de Walmart en Chico.

Pero Stacy Lazzarino, quien votó por Trump, dijo que sería bueno que el presidente viera de cerca la devastación: “Creo que quizás al verla dirá, ‘Oh, Dios mío’ y ello podría empezar a abrir los ojos de la gente”.

En su entrevista con Fox News la víspera de su visita, el presidente reiteró su crítica. Al preguntarle si creía que el cambio climático contribuyó con los incendios, dijo: “Probablemente contribuye un poco. El gran problema que tenemos es el manejo” de los bosques.

“Hace frío y da miedo”, dijo Lilly Batres, de 13 años y una de las pocas menores de lugar. Batres huyó con su familia de la localidad de Magalia y no sabe si su casa resistió al paso de las llamas. “Siento que la gente va a entrar en nuestra tienda”, añadió.

El incendio en el norte de California arrasó la ciudad de Paradise. Los investigadores sacaron cadáveres de viviendas y autos calcinados pero, en muchos casos, las víctimas podrían haber quedado reducidas a cenizas y fragmentos de hueso.

En la otra punta del estado, más residentes pudieron regresar al lugar en el que un incendio consumió una superficie equivalente a la de Denver al oeste de Los Ángeles.

Fuente AP

18 de noviembre 2018