La rinitis alérgica cada vez más ligada al mal aliento, que se puede hacer???

El mes de marzo trae consigo el cambio de estación. La primavera asoma y con ella, la aparición de las temidas alergias estacionales. Durante esta época del año se intensifican las consultas de pacientes con patologías alérgicas muy concretas. Entre ellas, la rinitis alérgica.

También conocida como fiebre del heno, la rinitis alérgica es uno de los padecimientos crónicos más extendidos en la actualidad: entre el 10 y el 30 % de la población de los países occidentales se ve afectada por este tipo de inflamación de la mucosa nasal, siendo más habitual en personas con edades comprendidas entre los veinte y los cuarenta años.

Como síntomas más característicos, este trastorno provoca picor, estornudos, obstrucción, mocos o falta de olfato, entre otros. Las personas que lo sufren presentan ojos irritados, llorosos, inflamados, mucosidad y congestión. En los últimos años, investigaciones científicas indican las alergias como factor que predispone la rinosinusitis crónica. En el año 2014, científicos iraníes comprobaron que el 64 % de sus pacientes con rinosinusitis presentaban una serie de manifestaciones, siendo la halitosis el quinto síntoma más común (41 %), solo por detrás de la secreción nasal (95 %), bloqueo nasal (94 %), trastornos del olfato (63 %) y tos (45 %).

Ahora bien, ¿podría la rinosinusitis favorecer la aparición de halitosis? Estudios recientes parecen confirmar que puede ser más que una simple coincidencia. Así lo demuestra una investigación realizada por un equipo de otorrinolaringólogos en Turquía. El estudio, presentado en abril de 2016, pretendía probar la existencia de halitosis en pacientes con rinitis alérgica. Para ello, los expertos contaron con la participación de 83 personas —53 de ellas con rinitis alérgica—, cuyo aliento fue analizado a través de un cromatógrafo de gases con el objetivo de medir los niveles de compuestos volátiles de azufre, causantes de mal aliento.

Los resultados de dicho estudio revelaron que los pacientes con rinitis alérgica emitían compuestos volátiles de azufre en su aliento en una cantidad significativamente superior, confirmando que la relación entre rinitis y halitosis es más que una coincidencia.

“La rinosinusitis es la sexta causa más frecuente de halitosis en España”

“Actualmente, la rinosinusitis es la sexta causa más frecuente entre las más de 80 que provocan halitosis en los pacientes que acuden a los centro asociados al Instituto del Aliento en España”, afirma el doctor Jonas Nunes, director del Instituto del Aliento y responsable de la Unidad del Aliento del Centro Médico Teknon (Barcelona), que añade: “La rinitis alérgica puede predisponer a la halitosis por la acción de diversas especies bacterianas en los casos en los que hay mucosidad estancada, resultando en putrefacción. Esto produce diversos tipos de compuestos orgánicos volátiles, con la consiguiente aparición de mal aliento”.

En la misma línea, el doctor Jordi Coromina, director del Departamento de Otorrinolaringología y codirector de la Unidad del Aliento en Teknon, agrega: “Existen ciertas bacterias que usan la mucosidad nasal como sustrato proteico, liberando mal olor, sobre todo en ambiente de anaerobiosis —desprovisto de oxígeno—, creándose un escenario aún más favorable para estas bacterias”. Y confirma: “Con frecuencia, la rinitis alérgica provoca obstrucción nasal, lo que hace que la persona que padece este problema respire más por la boca, resecándola y facilitando la liberación de compuestos inmiscuidos en la saliva que se vuelven volátiles, confiriendo mal olor”.

Rinitis alérgica: qué hacer

El abordaje de la rinitis alérgica abarca tres categorías fundamentales:

  1. Medidas de control ambiental y prevención de alérgenos: debido a su presencia generalizada en el aire exterior, los pólenes pueden ser difíciles de evitar. En este caso, lo más recomendable es reducir, en la medida de lo posible, la exposición al polen durante esta estación del año. Para los ácaros del polvo, cubrir el colchón y la almohada con cubiertas impermeables ayuda a reducir la exposición, además de cambiar y lavar la ropa de cama en agua caliente cada dos semanas. Los lavados nasales con solución salina o suero fisiológico pueden ser también muy beneficiosos.
  2. Manejo farmacológico: la toma de medicamentos pos vía oral o aplicación tópica —antihistamínicos, corticoides y otros— tiene que estar supervisada siempre por un profesional de la salud, que los recetará en función del tipo, la gravedad de los síntomas, la edad y la existencia de otras afecciones de la salud, entre otros.
  3. Inmunoterapia: en este caso, la inmunoterapia es un proceso a largo plazo, ya que la mejora no es evidente hasta pasados unos 6-12 meses. No obstante, la inmunoterapia no está exenta de riesgos, ya que en ocasiones puede provocar reacciones alérgicas. Por tanto, a la hora de tener en cuenta esta opción es necesario considerar los riesgos y beneficios de la inmunoterapia frente a las otras opciones de tratamiento.

Fuente Instituto del Aliento Barcelona

30 de Marzo 2018