Cumbre Biden-Putin: Caos, gritos, agentes rusos forcejean con periodistas

16 de junio 2021

La cumbre de los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin comenzó el miércoles con varios minutos de forcejeos y gritos entre los periodistas estadounidenses y rusos por un lado y efectivos de las fuerzas de seguridad por el otro.

Los organizadores del encuentro en Ginebra abrieron la sala de reunión a los periodistas para lo que habitualmente son algunos minutos de fotos, video y preguntas a los gritos antes del inicio de las conversaciones, pero el miércoles los agentes de seguridad estadounidenses y rusos bloquearon inicialmente el ingreso de los periodistas.

A continuación, durante varios minutos reinó el caos en la sala.

Periodistas estadounidenses dijeron que agentes de seguridad rusos los aferraron por los brazos y la ropa. Trataron de abrirse paso y uno fue arrojado al suelo.

Se alzaron gritos de gente que decía que los estaban aplastando, hasta que finalmente se impuso la calma.

Al principio, Biden y Putin se mostraron incómodos frente a la prensa, pero luego parecieron divertirse con el tumulto.

Inicio de la Cumbre

Con expresiones sombrías y palabras corteses ante las cámaras, el presidente estadounidense Joe Biden y el de Rusia Vladimir Putin iniciaron el miércoles un encuentro de frente en Ginebra, en momentos en que la relación entre sus dos naciones está en su punto más bajo.

Vladimir Putin aseguró que tuvo un encuentro “constructivo” con Joe Biden, en una conferencia de prensa luego de la esperada cumbre bilateral entre el presidente ruso y su homólogo estadounidense en Ginebra, el primer encuentro entre ambos líderes desde el inicio del gobierno del demócrata.

“No hubo ninguna hostilidad, al contrario, nuestro encuentro transcurrió de manera positiva”, dijo el líder ruso, el primero en hablar con la prensa, ya que no hubo acuerdo para una conferencia conjunta. La reunión terminó antes de lo fijado inicialmente en la agenda, tras casi cuatro horas de diálogo, junto a varios consejeros de cada país.

Biden lo calificó como un encuentro “entre dos grandes potencias” y aseveró que “siempre es mejor reunirse cara a cara”. Putin, por su parte, expresó esperanzas de que las conversaciones serán “productivas”.

El encuentro en un salón forrado de libros tuvo un inicio algo incómodo: ambos líderes trataban de evitar verse a los ojos durante una caótica sesión para los camarógrafos.

En cierto momento, Biden pareció asentar con la cabeza cuando un reportero le preguntó si cree que se puede confiar en Putin. La Casa Blanca luego envió en tuit insistiendo en que Biden “muy claramente no estaba respondiendo a una pregunta específica, sino asentando con la cabeza para reconocer a la prensa”.

Putin ignoró las preguntas que gritaban los periodistas, incluyendo una sobre si temía al encarcelado líder opositor ruso Alexei Navalny.

Los dos líderes sí se dieron la mano —Biden extendió la suya primero, sonriendo mientras el líder ruso mantenía expresión estoica— cuando posaron con el presidente suizo Guy Parmelin, quien les dio la bienvenida a la cumbre.

Durante el encuentro Putin confirmó que acordaron el regreso de sus respectivos embajadores, que habían dejado sus puestos diplomáticos por las tensiones bilaterales, cuando Biden calificó como “asesino” a Putin. “Regresarán a su lugar de trabajo. Cuándo exactamente es una cuestión puramente técnica”, dijo a los periodistas.

Las relaciones diplomáticas entre Moscú y Washington estaban muy degradadas desde que el actual mandatario estadounidense llegó al poder en enero.

Biden y Putin tenían programado reunirse durante cuatro o cinco horas para conversaciones sobre una amplia gama de temas.

Durante meses, ambos han intercambiado acusaciones duras. Biden ha acusado a Putin de avalar ciberataques, de conductas antidemocráticas al encarcelar al líder opositor y de interferir en las elecciones norteamericanas.

Putin, por su parte, ha contestado señalando al asalto del 6 de enero contra el Capitolio en Washington como prueba de que Estados Unidos no tiene derecho a dar lecciones a otros sobre normas democráticas, e insistiendo en que Rusia no ha interferido en ningunas elecciones, pese a que los servicios de inteligencia estadounidenses dicen lo contrario.

Poco antes de la cumbre, ambas partes trataron de atenuar las expectativas, aunque Biden dijo que sería un paso importante que Washington y Moscú puedan encontrar finalmente “estabilidad y previsibilidad” en su relación, un objetivo en apariencia modesto para un presidente que trata con quien considera uno de los rivales acérrimos del país.

“Deberíamos decidir dónde está nuestro interés mutuo, en interés del mundo, cooperar y ver si podemos hacerlo”, dijo Biden a reporteros a principios de semana. “Y en las áreas en las que no estamos de acuerdo, aclarar cuáles son las líneas rojas”.

El vocero de Putin, Dmitry Peskov, advirtió horas antes de la cumbre que ésta “no será fácil” y que es probable que no arroje avances. Los asuntos contemplados en su amplia agenda “son en su mayoría problemáticos”.

“Tenemos muchas cuestiones que hemos dejado de lado durante mucho tiempo y que debemos analizar. Es por eso que el presidente Putin viene con una actitud de plantear preguntas de forma sincera y constructiva y tratar de hallar soluciones”, apuntó Peskov.

Las condiciones en las que se celebrará la cumbre están meticulosamente coreografiadas y negociadas por ambas partes.

Biden fue el primero en sugerir la cumbre, durante una conversación telefónica en abril donde le informó a Putin que Estados Unidos iba a expulsar a varios diplomáticos rusos e imponer sanciones, en respuesta a la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses y el hackeo de varias agencias federales.

15 de junio 2021

Tras llamarlo asesino y decir que no tenía alma, Biden se reúne con Putin en cumbre histórica. El presidente estadounidense, Joe Biden, acudirá a la cumbre de Ginebra con la intención de tratar con mano dura a su homólogo ruso, Vladimir Putin, pero también de avanzar en un sinfín de desacuerdos bilaterales, dos propósitos difíciles de conjugar.

La cita del miércoles entre Biden y Putin supone el mayor desafío diplomático del presidente estadounidense desde que llegó al poder en enero: tendrá que plantar cara a un rival al que acusa de una retahíla de males mientras intenta contener la escalada con la mayor potencia nuclear.

No estamos buscando un conflicto; lo que buscamos son formas de resolver unos actos (de Rusia) que creemos que no encajan con las normas internacionales”, dijo Biden en una rueda de prensa este domingo en Cornualles (Reino Unido).El presidente ha combinado ese mensaje medianamente conciliador con otro mucho más desafiante: una amenaza de más represalias si Rusia no cambia su comportamiento.

CONFLICTOS ENQUISTADOS

La cumbre llega tres meses después de que Biden describiera a Putin como un “asesino”, y diez años más tarde de un encuentro entre ambos en el que el estadounidense, que entonces era vicepresidente, le dijo al ruso que “no tenía alma”.

Esos roces verbales auguran una cumbre mucho más fría que la que Putin mantuvo en 2018 con el expresidente estadounidense Donald Trump, pero la verdadera fuente del conflicto no estará en la forma, sino en el fondo; en la sustancia de las decenas de problemas enquistados entre los dos países.

”Hay muchísimos desacuerdos sobre cómo pueden impactar la estabilidad estratégica temas como el ciberespacio, el espacio, la defensa de misiles y las nuevas tecnologías armamentísticas”, dijo a Efe un experto en Rusia en el centro de estudios Wilson Center, Matthew Rojansky.

Y las cosas se ponen aún más tensas si se tocan los temas de “Ucrania, Bielorrusia o el tratamiento de la oposición y los medios independientes dentro de Rusia” donde, recuerdó Rojansky, hay “básicamente cero consenso”.

En cuanto a Ucrania, según la Casa Blanca, Biden exigirá a Putin respetar la soberanía e integridad territorial de ese país, especialmente en el Donbás, escenario de un conflicto desde 2014 y donde se han concentrado en los últimos meses un gran número de tropas rusas.

Otro de los temas más delicados será el comportamiento del régimen del presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, aliado de Moscú y que en mayo obligó a un avión a realizar un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de Minsk para arrestar al periodista Román Protasevich.

Es de esperar que Putin se cerrará en banda si Biden le reprocha la situación de la oposición y la prensa independiente en Rusia, en particular el caso del encarcelado líder opositor Alexei Navalny, cuyo movimiento político acaba de ser ilegalizado por la Justicia rusa.

LOS CIBERATAQUES, UNA PRIORIDAD CLAVE

Una de las grandes prioridades para Biden es contener los ciberataques de los que acusa a Moscú, y en ese caso, la herida está reciente: en mayo, Estados Unidos sufrió dos perpetrados con “ransomware”, que bloquea los sistemas informáticos hasta que los afectados pagan un rescate a los piratas.

A esos ciberataques contra Colonial Pipeline, la mayor red de oleoductos de EE.UU., y contra JBS, la segunda mayor procesadora de carne del país; se suma otra ofensiva que comenzó presuntamente en 2019 y penetró en los sistemas del Gobierno estadounidense y grandes compañías mediante un programa de la empresa SolarWinds.

Putin planteó este fin de semana la posibilidad de un intercambio de cibercriminales con Estados Unidos, y Biden pareció dar la bienvenida a la idea durante su rueda de prensa del domingo en Cornualles (Reino Unido).

Sin embargo, el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, aclaró poco después que, si Putin le propone algo así, lo único que hará el mandatario estadounidense será dejarle claro que en su país se hace “justicia” cuando se detecta que alguien ha cometido un crimen cibernético.

LOS POSIBLES AVANCES

El conflicto en Siria y el interés común en los recursos del Ártico completarán una agenda repleta de puntos calientes, con poco espacio para el consenso: lo más parecido a una rama de olivo que Biden ha extendido a Putin es su reciente decisión de eximir de sanciones a la empresa Nord Stream 2, encargada del gasoducto que llevará gas ruso a Alemania.

Los observadores más optimistas esperan que la reunión se cierre con una definición un poco más clara del futuro del desarme nuclear, tras el acuerdo mutuo de renovar el tratado Nuevo START.

Lo que sí es probable que salga de la cumbre es algún acuerdo sobre la situación diplomática, después de que Rusia prohibiera en abril la contratación local de ciudadanos rusos y de terceros países en la embajada de Estados Unidos en Moscú, que se vio obligada a recortar su personal en un 75 %.

Tienen que negociar al menos un mínimo restablecimiento de lazos diplomáticos” para que cada país pueda mantener sus operaciones consulares, dijo la directora del centro para Rusia en la Universidad de Georgetown, Angela Stent, a la revista Foreign Policy.

Aunque nadie en la Casa Blanca espera que la cumbre produzca un “reseteo” de las relaciones como el que buscó en su momento el expresidente Barack Obama (2009-2017), sí es realista prever que la cita permita instalar “barandillas” en la bronca bilateral para que no llegue a niveles demasiado peligrosos, explicó Rojansky a Efe.

Fuente EFE

15 de junio 2021